¿Están relacionados la misofonía y el TDAH?

Puntos clave:

  • La misofonía es el odio al sonido, y suele desencadenarse por ruidos repetitivos como golpear, masticar o respirar fuerte.
  • Es un tipo de sensibilidad al sonido, algo que también experimentan muchas personas con TDAH.
  • Hay pocas investigaciones científicas sobre la relación entre el TDAH y la misofonía, por lo que aún no se sabe del todo cómo están relacionadas estas dos afecciones.
  • Pero una cosa es segura: vivir con misofonía puede ser difícil y debilitante. Pero existen estrategias de afrontamiento que te ayudarán a lidiar con ella y a vivir la vida más cómodamente.

¿Te dan ganas de gritar cuando alguien da golpecitos con los dedos, suspira repetidamente o respira con fuerza? Todos podemos identificarlo, pero para algunas personas estos sonidos son una leve molestia, mientras que a otras les provocan sentimientos de ira, asco y la necesidad de escapar físicamente de la situación.

Esto tiene un nombre: misofonía. Es un trastorno selectivo de la sensibilidad al sonido y, en su forma más extrema, puede trastornar completamente la vida de quien lo padece.

La hipersensibilidad al sonido es un problema al que se enfrentan muchas personas con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Entonces, ¿qué relación hay entre la misofonía y el TDAH? ¿La misofonía está relacionada con el TDAH? ¿Es, de hecho, la misofonía una forma de TDAH? ¿O es la misofonía un síntoma del TDAH? Echemos un vistazo más de cerca a las dos afecciones y a los posibles vínculos entre ellas.

Entendiendo la misofonía

El significado real de misofonía es "odio al sonido". Proviene de las palabras griegas antiguas "odio" y "voz" o "sonido". El mundo científico y médico aún no ha decidido cómo clasificarla: ¿es un trastorno o una afección psiquiátrica? La misofonía sigue siendo una enfermedad muy "joven": no se propuso su reconocimiento hasta 2001 y su diagnóstico en 2013. Todavía no se considera una enfermedad diagnosticable oficialmente. De hecho, ni siquiera se ha llegado a un acuerdo sobre el término afección: algunos científicos la llaman síndrome o simplemente síntoma.

Pero hay algo en lo que todo el mundo está de acuerdo: los síntomas de la misofonía son muy reales para quienes los padecen.

Los desencadenantes de la misofonía varían enormemente de una persona a otra, pero suelen incluir ruidos repetitivos como masticar, chasquearse los labios y tragar. Otros ruidos desencadenantes habituales son

  • Olfatear
  • Golpeteo
  • Suspiros fuertes
  • Mascotas lamiéndose
  • Roce de telas
  • Chasquidos de bolígrafos
  • Respiración

Estos sonidos pueden parecer inocuos para la mayoría de la gente, pero para los que padecen misofonía, estos ruidos pueden provocar respuestas emocionales intensas.

La emoción más común que sienten las personas cuando se desencadenan es la ira, pero hay otras, que incluyen

  • Ansiedad
  • Asco
  • Impaciencia
  • Estrés intenso
  • Sensación de estar atrapado o atascado

Por último, en el peor de los casos, puede hacer que alguien experimente la abrumadora respuesta de "lucha o huida", o incluso un ataque de pánico total.

El impacto de la misofonía en la vida diaria de las personas puede ser significativo. La exposición constante a sonidos desencadenantes puede ser difícil de sobrellevar, lo que provoca altos niveles de estrés, dificultad para concentrarse, trastornos del sueño y baja productividad.

ADHD and Misophona related

Para algunos afectados, los sonidos desencadenantes son lo bastante raros o inusuales como para poder evitarlos con bastante eficacia en el día a día, pero para las personas que se desencadenan por sonidos cotidianos como comer o respirar, esto simplemente no es práctico. Comportamientos como comer siempre solo o evitar cualquier contacto físico cercano con otras personas pueden tener rápidamente efectos significativos en la salud mental, lo que significa que la amenaza de exponerse a sonidos desencadenantes puede incluso hacer que las personas con misofonía se queden en casa para evitar ruidos inoportunos, lo que puede provocar aislamiento.

Todo esto puede tener un impacto significativo en la salud mental y el bienestar, pudiendo conducir potencialmente a trastornos de ansiedad, depresión u otros problemas de salud mental si no se trata.

Descubriendo el TDAH

El TDAH es un trastorno que afecta tanto a niños como a adultos y que se caracteriza por patrones persistentes de falta de atención, impulsividad o hiperactividad, que pueden interferir en el funcionamiento y el desarrollo cotidianos.

Entre los síntomas habituales del TDAH están la dificultad para mantener la atención en las tareas, los errores frecuentes por descuido, la impulsividad, la dificultad para esperar turnos, hablar en exceso y la inquietud. Muchas personas con TDAH tienen también sensibilidad sensorial, incluida la sensibilidad al ruido.

Además de estos síntomas, algunas personas con TDAH pueden tener dificultades para organizarse, gestionar el tiempo, mantener relaciones y regular las emociones. Estas dificultades pueden afectar a la autoestima, los logros y la calidad de vida en general.

Aunque las causas exactas del TDAH no se conocen del todo, se cree que los factores genéticos desempeñan un papel importante, ya que las investigaciones demuestran que los padres y hermanos de una persona con TDAH tienen más probabilidades de padecerlo ellos mismos. Otras causas potenciales son:

  • Diferencias en la estructura cerebral de las personas con TDAH
  • Personas que nacieron prematuramente
  • Personas epilépticas
  • Tabaquismo o abuso de alcohol o drogas durante el embarazo

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Los síntomas superpuestos

Dado que la misofonía se encuentra en las primeras fases de reconocimiento científico, los estudios sobre el TDAH y la misofonía son limitados. Algunas investigaciones han mostrado una posible conexión con el TDAH, pero con una base de pruebas tan pequeña, ahora mismo no puede determinarse una relación concluyente.

Aunque no podemos relacionarlo de forma concluyente con la misofonía, desde hace tiempo existe una clara relación entre el TDAH y la hipersensibilidad sensorial, incluida la sonora.

Es habitual que los afectados de TDAH tengan dificultades para filtrar los estímulos sensoriales ambientales o irrelevantes. Esta sobrecarga de los sentidos puede abrumar fácilmente a alguien con TDAH, impidiéndole concentrarse en la tarea o situación real que tiene entre manos.

Imagina que quedas con un amigo para comer en una cafetería al aire libre en una ciudad ajetreada. Los que no padecemos TDAH somos conscientes de algún modo de que fuera puede haber mucho ruido, o de que hay mucha gente paseando, o incluso de que podemos oler la comida de la hamburguesería que hay dos puertas más abajo.

En el caso de una persona con TDAH, cada una de esas entradas -y millones más que ocurren al mismo tiempo- podría impedirle mantener cualquier tipo de conversación o prestar atención a cualquier cosa que su amigo esté haciendo o diciendo.

Al igual que la misofonía, es probable que este tipo de experiencia provoque estrés, y que las personas sientan ira, ansiedad y necesidad de huir. Para los que padecen TDAH, esto puede suponer una doble carga, ya que un síntoma común de la enfermedad es la dificultad para regular y controlar las emociones.

Las personas que padecen tanto TDAH como misofonía pueden tener dificultades para mantener la concentración, una mayor sensibilidad a los estímulos externos y reacciones impulsivas. Por ejemplo, si te cuesta concentrarte en una tarea debido al ruido de fondo, y tienes una sensación de ira o impulsividad, esto podría deberse al TDAH o a la misofonía, o puede que padezcas ambas afecciones.

Conexiones neurológicas y psicológicas

Tanto la misofonía como el TDAH pueden implicar anomalías en las vías neurológicas relacionadas con el procesamiento sensorial y la regulación emocional. A estudio de 2017 descubrió que los centros de procesamiento emocional del cerebro producían una respuesta extrema cuando las personas con misofonía oían sonidos desencadenantes, mientras que un estudio de 2021 descubrió que las personas con misofonía pueden tener las amígdalas más grandes (la parte del cerebro responsable de desencadenar la respuesta de lucha o huida). Eso significa que una amígdala más grande puede ser responsable de la respuesta exagerada a las respuestas desencadenantes en las personas con misofonía, en comparación con las que no padecen la enfermedad.

Muchas personas con TDAH también tienen problemas de procesamiento sensorial, lo que puede explicar las respuestas similares a los ruidos en personas con ambas afecciones, así como el cruce en personas que tienen tanto TDAH como misofonía.

El sistema nervioso central se ocupa de recibir, procesar y responder a la información sensorial. Esto significa que es responsable de cómo pensamos, sentimos y nos movemos, pero funciona de forma ligeramente distinta en las personas con TDAH. Esto puede dificultar cosas como prestar atención a una tarea, organizarse y pensar antes de actuar, y algunas personas con TDAH también tienen dificultades para filtrar la información sensorial irrelevante, lo que les lleva a sentirse abrumadas por las imágenes, los sonidos o el tacto.

El impacto en la vida diaria

Tanto la misofonía como el TDAH pueden tener un impacto significativo en la vida cotidiana, ya sea en casa, en la escuela el trabajo o en entornos sociales.

En entornos académicos, las personas con misofonía o TDAH pueden tener dificultades para concentrarse en aulas ruidosas o durante los exámenes, lo que provoca una disminución del rendimiento y un aumento del estrés. Del mismo modo, en entornos profesionales, tanto la misofonía como el TDAH pueden dificultar la productividad y el rendimiento. Por ejemplo, puede resultar difícil concentrarse en una oficina diáfana en la que no puedes escapar de los sonidos desencadenantes.

A muchas personas con misofonía y TDAH también les resulta difícil participar en actividades sociales. Si te preocupa oír sonidos desencadenantes, es posible que evites las fiestas, salir a cenar y otros actos sociales, lo que puede provocar sentimientos de aislamiento. Además, las personas con TDAH pueden enfrentarse a otros problemas, como la dificultad para seguir conversaciones, lo que puede provocar más ansiedad social.

Y en casa, por mucho que los padres quieran a sus hijos, muchos ruidos relacionados con ellos pueden ser desencadenantes para las personas sensibles al ruido (hablamos de masticar con la boca abierta, olisquear, llorar y gritar). Esto puede dificultar la vida cotidiana, y muchos padres con misofonía o TDAH pueden desear un poco de paz y tranquilidad.

Enfoques de tratamiento

Existen muchos enfoques diferentes tanto para el TDAH como para la misofonía, por lo que a veces puede ser necesario un poco de ensayo y error para encontrar el adecuado para ti.

El tratamiento de la misofonía pueden incluir:

  • Terapia de reentrenamiento del acúfeno, que puede ayudarte a tolerar mejor los ruidos.
  • El contracondicionamiento, que puede ayudarte a cambiar tu respuesta a un desencadenante.
  • Terapia cognitivo-conductual, que puede ayudarte a cambiar tus pensamientos, sentimientos y respuestas ante determinadas situaciones.

Para el TDAH, algunas opciones de tratamiento incluyen

  • Medicación
  • Terapia, incluida la terapia cognitivo-conductual, la psicoterapia y el entrenamiento en habilidades sociales

Tanto para la misofonía como para el TDAH, puede que la mejor opción sea un enfoque multidisciplinar. Una combinación de terapia, medicación, modificaciones del entorno y ajustes del estilo de vida puede darte todo el apoyo que necesitas, ayudándote a reducir los síntomas y a mejorar tu calidad de vida. Siempre es una buena idea pedir consejo a un profesional, para estar seguro de que estás recibiendo las opciones de tratamiento adecuadas a tus circunstancias personales.

Estrategias de afrontamiento y apoyo

Si tienes misofonía, TDAH, o ambos, puedes utilizar diversas estrategias de afrontamiento, así como terapias y medicamentos, para controlar los síntomas y mejorar tu vida cotidiana.

Hay mucho solapamiento en cuanto a los tipos de estrategias de afrontamiento que puedes considerar, pero al igual que con las opciones de tratamiento, puede llevar algún tiempo averiguar qué opciones funcionan mejor para tus necesidades individuales. Algunas opciones son

  • Utilizar tapones tapones para los oídos para reducir la exposición a los sonidos desencadenantes en entornos ruidosos, lo que hace más cómodo salir y vivir tu vida
  • Técnicas de relajación como la respiración profunda y la atención plena, que pueden reducir el estrés y la ansiedad asociados a los sonidos desencadenantes
  • Utilizar máquinas de ruido blanco para enmascarar los ruidos desencadenantes repetitivos o fuertes y ayudarte a sentirte más relajado.
  • Unirte a un grupo de apoyo para obtener validación emocional y ayuda práctica.

Además, la educación y la sensibilización desempeñan un papel crucial para reducir el estigma y promover la comprensión de estas afecciones. Al comprender mejor las afecciones -tanto si tienes una, otra o ambas-, las personas con misofonía y TDAH pueden sentirse capacitadas para buscar ayuda y acceder a recursos para gestionar sus síntomas de forma eficaz.

Conclusiones clave

La hipersensibilidad sensorial ya es un subconjunto conocido de síntomas del TDAH. Por tanto, aunque la intolerancia extrema a determinados sonidos es un rasgo común de la misofonía y algunas formas de TDAH, no significa necesariamente que alguien con TDAH e hipersensibilidad al sonido también tenga misofonía.

En términos de investigación científica, aún es pronto. Es posible que aún se encuentre un vínculo más claro que ayude a esclarecer por qué hay tantos aspectos comunes entre las dos enfermedades, y es de esperar que esto, a su vez, abra el camino para ayudar a los afectados a encontrar algo de paz en nuestro ruidoso mundo moderno.

Pero sea cual sea la terminología o el diagnóstico acordados, los síntomas pueden ser debilitantes para algunas personas. Si eso te incluye a ti o a alguien que conoces, no lo hagas solo.

Hay ayuda y apoyo para ayudarte a controlar los síntomas sensoriales que te causan estrés y te dificultan la vida, tanto si sufres misofonía, TDAH u otra cosa.

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