Sensibilidad al sonido en niños autistas: cómo comprenderla y apoyarla mejor

Conclusiones clave

  • Los niños autistas suelen tener sensibilidades sensoriales, y el ruido es una de las más frecuentes.
  • No se sabe exactamente cuál es la relación entre el autismo y la sensibilidad al ruido, pero se cree que tiene que ver con la estructura de nuestro cerebro.
  • Si tu hijo es sensible al ruido, hay varias formas de ayudarle a afrontarlo y a ser menos sensible.
  • Puede que tengas que probar y equivocarte para encontrar las estrategias de afrontamiento adecuadas para tu hijo.
  • Algunas estrategias habituales son crear un entorno seguro libre de ruidos desencadenantes, utilizar tapones para los oídos o auriculares para reducir la intensidad del ruido y aumentar su tolerancia a determinados ruidos con el tiempo.

Los niños autistas suelen ser sensibles al ruido. Pero, ¿qué relación hay entre el autismo y los ruidos fuertes? ¿Y qué puedes hacer si a tu hijo no le gustan los ruidos fuertes? Hemos reunido toda la información que necesitas saber sobre la sensibilidad a los ruidos en los niños autistas, ¡así que sigue leyendo para saber más!

Colorful visual sound waves

¿Qué es la sensibilidad sensorial?

Luces brillantes. Ropa que pica. Gente hablando. Coches petardeando. Hay información sensorial por todas partes, y mucha gente apenas la registra (aunque la procesa inconscientemente a través de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oído).

Pero algunas personas, incluidos muchos niños autistas, son sensibles a la información sensorial. Las personas pueden ser hipersensibles o hiposensibles a la información sensorial, lo que significa que reciben demasiada información o muy poca.

Hipersensibilidad significa que alguien puede tener una reacción extremadamente fuerte a un estímulo sensorial concreto, e hiposensibilidad (o hiposensibilidad) significa que puede necesitar estímulos más intensos para que desencadenen una respuesta. La mayoría de las personas tienen una combinación de ambas. Puede que odien los ruidos fuertes, pero que les encante un tejido concreto, por ejemplo.

Las sensibilidades sensoriales están relacionadas con nuestros cinco sentidos: oído, tacto, gusto, olfato y vista. Cada persona reaccionará de forma diferente a los estímulos sensoriales, pero algunos ejemplos comunes en los niños incluyen:

  • Sensibilidad visual: Los niños pueden tener una mayor sensibilidad a la luz, el color, los dibujos o los movimientos, o a los niños con hiposensibilidad les pueden gustar especialmente los colores brillantes.
  • Sensibilidad al ruido: Los niños sensibles a los sonidos pueden taparse los oídos para bloquear los ruidos fuertes, mientras que los hiposensibles pueden poner la música muy alta.
  • Sensibilidad táctil: Los niños hipersensibles al tacto pueden tener aversión a determinados tejidos o materiales, mientras que los hiposensibles pueden buscar determinadas texturas o rozarlas deliberadamente.
  • Sensibilidadal olfato: Algunos niños pueden tener una mayor sensibilidad a olores que otras personas no perciben, mientras que los niños que buscan más estímulos en los olores pueden olfatearlo todo.
  • Sensibilidad al gusto: Algunos niños hipersensibles al gusto comen alimentos de sabor fuerte, mientras que otros pueden insistir en comer siempre lo mismo. Este tipo de sensibilidad suele solaparse con la sensibilidad a la textura, el color y el olor, lo que significa que a algunos niños no les gusta que los alimentos se toquen entre sí en el plato, o sólo comerán alimentos con una textura determinada.

Los niños autistas también pueden tener problemas de equilibrio, de conciencia de la posición y el movimiento de su cuerpo (lo que se conoce como propiocepción) y de conciencia de las señales y sensaciones internas de su cuerpo (lo que se conoce como interocepción).

Entendiendo el vínculo entre el autismo y la sensibilidad al sonido

De todas estas sensibilidades sensoriales, que los niños sean sensibles a los sonidos es una de las más frecuentes.

La sensibilidad a los ruidos fuertes puede ser un signo de autismo, pero las personas pueden ser sensibles a los ruidos fuertes sin ser autistas, y no todas las personas autistas son sensibles a los ruidos fuertes.

Sin embargo, se cree que 50-70% de las personas autistas experimentan una disminución de la tolerancia al sonido, y muchas de esas personas son niños.

No se sabe exactamente cuál es la relación entre el autismo y la sensibilidad al ruido, pero se cree que tiene que ver con cómo está conectado nuestro cerebro.

Todos recibimos información sensorial del entorno que nos rodea, ya sea el sonido del canto de los pájaros o el sabor de la comida que ingerimos. Nuestro cerebro interpreta la información que recibe de los distintos sentidos y le dice a nuestro cuerpo cómo reaccionar. Según cómo interprete y procese nuestro cerebro esta información, podemos reaccionar de forma diferente.

Las personas autistas suelen procesar la información sensorial de forma diferente, lo que puede dar lugar a una mayor sensibilidad a distintos estímulos sensoriales. En lo que respecta a la sensibilidad al ruido, eso podría significar una sensibilidad extrema a cosas como determinadas frecuencias, volúmenes o sonidos específicos.

Los autistas también pueden percibir detalles sutiles que los alitistas (no autistas) no perciben. Esta percepción aumentada puede hacer que algunos sonidos sean especialmente intensos, e incluso pueden resultar incómodos.

A menudo, las personas autistas también tienen dificultades para filtrar y priorizar la información sensorial. Si están en un entorno ajetreado o especialmente ruidoso, como una fiesta o una calle concurrida, hay muchos ruidos diferentes que asimilar. Cuando el cerebro no sabe qué sonidos priorizar -escuchar la música o centrarse en lo que alguien le dice, por ejemplo-, puede provocar ansiedad, estrés o crisis nerviosas.

Síntomas de sensibilidad al sonido en niños autistas

Cada niño es diferente, pero si tu hijo es sensible a los sonidos, podrías observar algunos de los siguientes comportamientos:

  • Taparse los oídos para bloquear o reducir la intensidad del sonido
  • Abandona la habitación cuando oye determinados sonidos
  • Evitar activamente los lugares ruidosos
  • Intentar detener un determinado sonido
  • Reaccionar con fuerza a los ruidos fuertes, expresando miedo, angustia o ansiedad.
  • Dificultad para concentrarse o comunicarse en un entorno ruidoso
  • Tener un ataque de nervios

Cómo ayudar a un niño con sensibilidad al ruido

Si sospechas que tu hijo tiene autismo y es sensible a los ruidos fuertes, lo mejor es que hables con su médico en primer lugar.

Hay varias cosas que puedes hacer para ayudar a tu hijo a sentirse más cómodo en entornos ruidosos. Es importante comprender cuáles son sus desencadenantes y necesidades individuales, y trabajar con él para encontrar formas de ayudarle con su sensibilidad al ruido. Cada niño es diferente, y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. Cuando trabajes con el médico de tu hijo, puede recomendarte tratamientos o terapias específicos, o sugerirte que hagas cosas concretas en función de sus necesidades.

1. Identificar sus factores desencadenantes

El primer paso es comprender a qué ruidos es especialmente sensible tu hijo. Una vez que conozcas sus desencadenantes sonoros, podrás ayudarle mejor a controlar a qué sonidos está expuesto y avisarle con antelación de que puede oírlos.

A veces, ayuda explicarle a tu hijo qué es un sonido concreto y por qué se produce. Por ejemplo, si no le gusta el ruido de la aspiradora, puedes explicarle por qué hace ese ruido, lo que, a su vez, puede ayudarle a entender mejor por qué ocurre. También puedes decirles que vas a utilizar la aspiradora y durante cuánto tiempo, para que puedan prepararse.

2. Crea un espacio seguro

Designa una zona de tu casa como espacio Quiet o espacio seguro, donde tu hijo pueda retirarse si se siente abrumado por el ruido.

Debe ser un espacio tranquilo con pocos estímulos auditivos (por tanto, sin relojes que hagan tic-tac ni aparatos de aire acondicionado que zumben). También podría tener algunos juguetes reconfortantes, cojines y mantas suaves, y tapones para los oídos o auriculares con cancelación de ruido, que les ayuden a descansar y recargarse.

A veces, el mero hecho de saber que disponen de un espacio tranquilo es suficiente para ayudar a calmar a un niño cuando se siente abrumado.

3. Utilice protección para los oídos

Los auriculares o tapones antirruido pueden ayudar a reducir la intensidad de los sonidos y la gravedad de la reacción del niño a determinados ruidos.

Los auriculares bloquean completamente los sonidos, mientras que los tapones ayudan a reducir el volumen de los ruidos. Esto significa que los niños pueden seguir participando en conversaciones, al tiempo que reducen la intensidad de otros sonidos ambientales.

Es importante no abusar de la protección auditiva, pues a la larga puede hacer que los niños sean aún más sensibles al ruido. Sin embargo, son útiles para reducir la intensidad de los sonidos en entornos especialmente ruidosos, y pueden ayudar a los niños a sentirse más cómodos cuando hay mucho zumbido de fondo.

4. Desensibilización

Con el tiempo, puedes ayudar a tu hijo a acostumbrarse a los sonidos que no le gustan, para ayudarle a ser menos sensible al ruido. Exponiendo gradualmente a tu hijo a los sonidos a los que es sensible, puede empezar a aumentar su tolerancia y a reducir su sensibilidad a determinados sonidos.

Por ejemplo, puedes empezar reproduciendo breves fragmentos del sonido a un volumen bajo. Luego, puedes aumentar gradualmente el volumen y el tiempo que escuchan el clip hasta que se vuelvan menos sensibles a él. Este proceso puede durar semanas o incluso meses, y siempre es mejor consultar con el médico de tu hijo antes de iniciar cualquier trabajo de desensibilización.

5. Relajación y respiración

Enseña a tu hijo algunas estrategias de afrontamiento para cuando se sienta molesto o ansioso en un entorno ruidoso. La respiración profunda puede ayudar a reducir la ansiedad de los niños y a que se sientan más en control.

Una técnica de respiración fácil que puedes enseñar a tu hijo es inspirar y espirar mientras sube y baja la punta de los dedos:

  • Sube un dedo por el pulgar de la mano contraria e inspira
  • Traza el dedo hacia abajo por el pulgar y espira
  • Sube el dedo índice e inspira
  • Traza el dedo índice hacia abajo y espira
  • Repite con cada dedo

6. Introduce nuevos lugares gradualmente

Muchos ruidos de golpe, sobre todo en lugares nuevos, pueden resultar abrumadores. Introducir gradualmente a tu hijo en un lugar nuevo puede ayudarle a acostumbrarse al ruido con el tiempo.

Muchas tiendas y supermercados, por ejemplo, ofrecen horarios de compra tranquilos, pensados para reducir la sobrecarga sensorial. Puedes empezar llevando a tu hijo al supermercado durante una hora tranquila, y luego ir aumentando poco a poco su exposición yendo a horas un poco más concurridas.

Si un entorno le resulta seguro y familiar, es más probable que tu hijo pueda hacer frente a los ruidos que allí experimente.

Cómo apoyar a su hijo en la sensibilidad al sonido

La sensibilidad al sonido es frecuente en los niños autistas y puede afectar a su vida cotidiana. Sin embargo, hay muchas estrategias prácticas que puedes utilizar para proporcionar apoyo y ayuda para gestionar la sensibilidad al sonido.

Puede que necesites un poco de ensayo y error para encontrar soluciones que funcionen para tu hijo, pero puedes seguir probando cosas diferentes para crear un entorno de apoyo adaptado que ayude a tu hijo a prosperar.

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