Cerebro agotado. Comprobado.
Sustancia inidentificable en la camiseta. Comprobado.
Bob Esponja a todo volumen de fondo. Comprobado.
Y para colmo, tienes una tostada colgando del pelo.
Por fin ha ocurrido. Te has convertido en el ejemplo del padre abrumado, estresado y sobreestimulado.
Y la verdad es que tu cerebro está luchando para hacerle frente.
Ser padre: Es un reto que pone a prueba toda pizca de paciencia y capacidad mental. Con todas las noches sin dormir, las interminables rabietas y la nula posibilidad de cuidarte, también funcionas a base de cafeína y adrenalina; no es de extrañar que te sientas como una gran bola de estrés la mayor parte del tiempo.
Y cuando combinas todo eso con tener que recordar el millón y pico de tareas que tienes que hacer ese día, tu cerebro puede entrar en sobrecarga.
La cuestión es que, aunque todos los padres pueden sentirse abrumados a veces, el estrés que experimentas puede ser el resultado de una sobrecarga sensorial. No es ninguna sorpresa, ¿verdad? Como padre, los niveles de ruido que experimentas son constantes, desde que te despiertas hasta que te acuestas (¡y a veces durante toda la noche!).
Y cuando se produce una sobrecarga sensorial, es fácil dudar de ti mismo. ¿Qué me pasa? ¿Por qué no lo llevo bien? A lo mejor, después de todo, no estoy hecha para ser madre.
Es hora de dejar de ser duro contigo mismo. El mundo es cada vez más acelerado, con ruidos y presiones añadidos que bastan para que cualquier padre experimente una sobrecarga sensorial, por no hablar de si vives con sensibilidad al ruido.
En esta entrada del blog vamos a examinar de cerca la sobrecarga sensorial de los padres. Qué es, cómo reconocerla y, lo que es más importante, cómo gestionar la sobreestimulación.
Allá vamos.
¿Qué es la sobrecarga sensorial?
Como padre, siempre te culpas por defecto.
No tengo suficiente paciencia'.
No doy a los niños lo que necesitan".
Ojalá fuera más como[introduce aquí el nombre del otro progenitor].
Pero lo cierto es que todos los padres sufren agobio y muchos experimentan una sobrecarga sensorial en algún momento de su vida como padres (echa un vistazo a este testimonio real de un padre sensible al ruido).
¿Alguna vez has sentido que el mundo que te rodea te estimula con facilidad? Puede que te parezca que las luces son demasiado brillantes, los olores son muy fuertes, los ruidos son demasiado chirriantes y las interacciones sociales son una lucha.
Si es así, lo más probable es que padezcas un trastorno del procesamiento sensorial, con una gran sensibilidad a los estímulos de tu entorno. Esto significa que tu sistema nervioso lucha para hacer frente a las sutilezas físicas y emocionales que te rodean.
Y cuando te encuentras intentando desesperadamente navegar por esas sensaciones de sobreestimulación constante, corres el riesgo de explotar, derrumbarte o sufrir agotamiento.
La parte científica
En pocas palabras, la sobrecarga sensorial se produce cuando el cerebro recibe más información de los sentidos de la que puede absorber. Algunas personas tienen la sensación de que su cerebro está "atascado" y no pueden concentrarse ni priorizar las cosas.
Cuando estás en sobrecarga sensorial, tu cerebro no utiliza sus centros superiores de razonamiento y regulación emocional. Está muy centrado en mantenerte a salvo. Entonces tu cuerpo libera hormonas del estrés y el flujo sanguíneo de tu cerebro se desplaza a los centros primitivos o inferiores.
Tu cerebro te está gritando: "Necesito que esta situación cambie. Y rápido!"
Debido a que la estimulación sensorial sobrecarga tu sistema nervioso, entras en un estado constante de modo de respuesta de lucha o huida. Y la exposición constante a esto puede hacer que la gente se sienta desolada y enfadada, y acabar provocando sentimientos de depresión y ansiedad.
Tipos de sobreestimulación como padre
Todo lo que procesamos se filtra a través de nuestro sistema sensorial mediante un proceso llamado procesamiento sensorial". Es la forma en que el cuerpo recibe la información del entorno y luego responde de la manera adecuada.
Nuestras reacciones pueden ser emocionales o físicas, pero todo empieza con nuestros sentidos. Por ejemplo, si intentas comer un alimento que está demasiado caliente, tu respuesta podría ser abrir la boca.
Todos conocemos los cinco sentidos, pero en realidad hay ocho:
- Táctil (tacto)
- Olfativo (oler)
- Auditivo (oír)
- Visual (ver)
- Gustativo (gusto)
- Vestibular (sentido del movimiento de la cabeza)
- Propioceptivo (sensaciones de músculos y articulaciones)
- Interoceptivo (sensaciones de los órganos internos)
Y en lo que respecta a nuestra composición sensorial, todos somos individuales. Por ejemplo, algunas personas se concentran mejor con música de fondo, mientras que otras necesitan silencio absoluto para ser productivas. A algunos les encanta la sensación de la arena en la piel, mientras que a otros les resulta insoportable.
Cada cerebro humano tiene un cierto grado de tolerancia a cada sensación, lo que se conoce como nuestro umbral neurológico. Así pues, todos y cada uno de nuestros umbrales sensoriales son diferentes para los distintos sentidos, razón por la cual algunas personas pueden ser más sensibles a la luz que al sonido, por ejemplo.
Como padres, hay varios tipos diferentes de sobreestimulación que pueden abrumar a cualquier padre, y es probable que experimente al menos uno, si no todos, a diario.
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Estimulación constante
Es constante, durante todo el día, todos los días. Y si tienes un bebé que llora o un niño que no quiere dormir, tampoco hay tregua por la noche. Este impacto permanente sobre los sentidos puede provocar un estrés intenso en algunas personas.
Estimulación corporal
Las sensaciones físicas dentro del cuerpo también pueden contribuir a la sobreestimulación como padre. Tu cuerpo está agotado. Tienes hambre y nunca llegas a alimentarte. O te sientes ansioso durante largos periodos de tiempo. Todas estas cosas pueden hacer que te sobreestimules.
Estimulación de tu “crítico interno”
Cuando te sientes muy ansioso, es posible que notes que tu cerebro comienza a trabajar horas extra. Esto da lugar a pensamientos y sentimientos de duda sobre ti mismo, cuestionamientos interminables sobre tu capacidad como padre, preocupación constante por el futuro, etc.
Estimulación de otras personas
Tenemos a esa tía/abuela/prima tercera bienintencionada que no sabe leer la habitación. Has dormido dos horas y la cocina parece atravesada por un huracán. Lo último que quieres hacer es ser anfitrión. Pero cinco horas después, siguen ahí dándote su opinión sobre por qué tu bebé no duerme.
Los padres tienen diferentes desencadenantes
En lo que respecta a la sobrecarga sensorial, no hay una talla única. Algunas cosas pueden ser más desencadenantes para unos que para otros.
Algunas causas comunes de sobreestimulación en los padres pueden ser:
- Hacer frente a distintas necesidades al mismo tiempo
- Ruido interno de la carga mental
- Moverse, correr y saltar constantemente
- Una casa desordenada
- Agotamiento
- Gritos agudos o chillidos aleatorios
- Quejidos
- Ser tocado constantemente
- Juguetes ruidosos
- Agotamiento por multitarea
En lo que respecta a los desencadenantes del ruido en la crianza, la lista es interminable. Pero la cuestión es que los desencadenantes potenciales son muchos y, a menudo, algo que es un desencadenante para una persona no lo será para otra.
Señales de que estás sobreestimulado
Cuando la información sensorial que procesa nuestro cerebro es demasiado para que éste pueda manejarla, entramos en un estado de sobrecarga.
Y lo más probable es que pases el transcurso del día luchando por hacer frente a tus emociones.
Los síntomas pueden ser:
- Irritabilidad extrema, enfado o crisis nerviosas.
- Problemas para mantener la concentración
- Un impulso irresistible de cerrar los ojos o taparte los oídos
- Un fuerte deseo de escapar
- Sensación intensa de estar "aturdido" e incapaz de recuperar la calma.
- Falta de coordinación o equilibrio
Consejos para gestionar la sobrecarga sensorial
Lo bueno es que, con el enfoque adecuado, la sobrecarga sensorial puede controlarse. Porque a veces es inevitable y forma parte del loco y maravilloso viaje de la paternidad.
Hacen ruido y derraman cosas (MUCHAS cosas). Lloran y ríen. Se están convirtiendo en pequeños seres y te necesitan. Se trata de intentar encontrar la manera de proteger tu cerebro en medio del caos y permitirte la libertad de disfrutar de su infancia sin sentirte abrumado.
He aquí cómo afrontar la sobreestimulación como padre.
1. Conoce tus desencadenantes
Como cada persona se desencadena por cosas diferentes, es una buena idea conocer qué es lo que más te desencadena. Si aprendes a reconocer las señales de alarma, podrás empezar a controlar la sobrecarga.
Tal vez sea el ruido de la tele lo que dispara tus niveles de estrés. ¿Por qué no trasladas el televisor a una habitación apartada de la que puedas sentarte por separado? O si lo que te dispara son las luces brillantes, utiliza lámparas laterales más pequeñas y tómate descansos frecuentes en una habitación a oscuras.
Así que la próxima vez que te enfrentes a una sobrecarga sensorial, pregúntate: "Si pudiera cambiar algo de esta situación, ¿qué sería?
Si eres capaz de identificar patrones, podrás comprender mejor qué desencadena esos sentimientos intensos. Y hacer algo al respecto.
2. Invierte en tapones para los oídos que reduzcan el ruido
Si tenemos en cuenta que el sonido del llanto de un bebé puede alcanzar los 120 dB (cerca de la intensidad del ruido de un avión al partir), no es de extrañar que la sobrecarga sensorial esté siempre al acecho.
Los tapones antirruido pueden ayudar mucho a los padres a hacer frente a la sobrecarga sensorial. Tapones para los oídos como Loops Engage y Loop Engage Plus. Estos modernos tapones para los oídos están especialmente diseñados para limitar el volumen de la paternidad, al tiempo que se aseguran de que no te pierdas ni un latido.
Loop Engage son tapones para los oídos que limitan el volumen de la vida de los padres reduciendo los niveles de ruido hasta 16 decibelios. Con un canal acústico patentado y un filtro de nueva ingeniería, son 100% seguros de llevar mientras cuidas de los niños. Seguirás oyéndolo todo, pero con un poco más de calma.
Además, son ultracómodos y flexibles, y se adaptan a todo tipo de oídos.
Si buscas un mayor nivel de reducción del ruido, Loop Engage Plus parecen los tapones para ti. Son perfectos para reducir el ruido sin dejar de oír todo con claridad cristalina, lo que te permite centrarte en permanecer presente y tranquilo.
3. Establece una rutina
Cuando se trata de criar a los hijos, la previsibilidad es lo mejor.
Si tu rutina cambia constantemente, no te permite disponer del tiempo y la planificación que necesitas para gestionar una situación en la que puede entrar en juego una posible sobrecarga sensorial.
Así que encuentra una rutina que te funcione y cíñete a ella. Te sorprenderá el efecto que tiene en tu bienestar sensorial.
Nuestros tapones para los oídos que reducen el ruido
4. Programa tiempo a solas
Repítete a ti mismo: No eres un mal padre por sentirte abrumado. Todos necesitamos paz y un respiro. De hecho, nos hace más tolerantes, más pacientes y, en general, más felices.
Así que programa algo de tiempo para ti. Eso es, para ti. Aunque sea en otra habitación con la puerta cerrada. Haz que no sea negociable. Se convertirá en algo que esperas con impaciencia y en un respiro del día difícil que has tenido.
Asegúrate de que todo el mundo sepa que ése es tu momento y que no te molestarán.
5. Levántate temprano
Vale, si tu hijo no duerme toda la noche, esto no es realista. Pero si te levantas antes que los demás, un poco de tiempo a solas puede hacer maravillas al principio del día.
Piensa: café en mano. Desayuno que no tienes que compartir. Y el televisor a tu elección. El paraíso.
6. Introduce el "tiempo de silencio" en la mezcla
Aunque pueda parecer que esperas conseguir lo imposible, introducir el concepto de tiempo de silencio es enormemente eficaz (si no necesario).
He aquí cómo hacerlo:
- Piensa en algunas actividades y juegos tranquilos que le gusten a tu hijo.
- Practica en familia un tiempo de silencio programado.
- Combina el tiempo de silencio con un ambiente adecuado, como atenuar las luces.
- Ofrece un tiempo de pantalla (el iPad es tu mejor amigo) para darte un respiro.
- Prohíbe los juguetes ruidosos. Despídete de la grabadora o de la alfombra de baile durante una hora.
7. Ponte límites
Tengo que limpiar la cocina. Hay montones de ropa que doblar. Hay que limpiar el horno. Como padre, siempre hay un millón y una cosas en tu lista de tareas pendientes. Pero la cuestión es que "seguir adelante" no siempre es lo mejor.
STOP. La casa no se derrumbará, pero tú sí. Si te encuentras al borde de la desesperación, nada es más importante que anteponer tu sentido de la calma a todo lo demás.
Así que ponte límites y no te comprometas en exceso. Sólo eres una persona. A la larga te lo agradecerás.
8. Duerme
No cabe duda de que la falta de sueño puede ser un factor importante en la sobrecarga sensorial. Sobre todo cuando, además de agotados, nos sentimos estresados. Sin descansar lo suficiente, nuestro cerebro recurre por defecto a nuestros sentidos y reacciones más primitivos.
Pero sabemos que es más fácil decirlo que hacerlo. Dormir una noche entera suele ser el santo grial. Así que no tengas miedo ni te sientas mal por echarte la siesta y dejar las tareas domésticas para más tarde.
He aquí algunos consejos para dormir bien.
- Sé constante con la hora de dormir todos los días.
- Crea un entorno agradable para dormir: oscuro y fresco, tranquilo, etc.
- Evita las pantallas antes de acostarte.
- Evita las comidas copiosas, la cafeína y el alcohol antes de acostarte.
- Aumenta tu actividad física a lo largo del día.
9. Sal a pasear
Salir a la naturaleza puede reducir enormemente tus niveles de estrés. Es algo que se ha demostrado una y otra vez. Nos hace más felices, menos cansados, puede aumentar nuestra capacidad de atención, etc.
También mantiene ocupados a los niños. Así que sal ahí fuera y conecta con la naturaleza, da un paseo, ve al parque infantil o incluso juega un poco en el jardín.
Conclusiones clave
- La sobrecarga sensorial es algo que muchos padres experimentan.
- Es cuando tu cerebro recibe más información de tus sentidos de la que puede soportar.
- Hay muchos desencadenantes diferentes para cada persona.
- Puedes controlar la sobrecarga sensorial utilizando las distintas técnicas y consejos disponibles, como programar un tiempo de silencio o asegurarte de que tienes una rutina que te funciona.
- El ruido puede ser demasiado estimulante. Si inviertes en tapones para los oídos que reduzcan el ruido, podrás reducir el nivel de ruido del día a día de la crianza, sin dejar de oír las cosas importantes.

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